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SIBO y ansiedad: el vínculo intestino-cerebro y cómo la Medicina Funcional puede ayudarte

  • Foto del escritor: bot wolf
    bot wolf
  • 10 sept
  • 2 Min. de lectura

SIBO y ansiedad: cómo el intestino y el cerebro están conectados

  ¿Qué es el SIBO y cómo afecta la salud mental?

El SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado) es una condición en la que bacterias que normalmente deberían encontrarse en el intestino grueso migran o crecen en exceso en el intestino delgado. Esto puede provocar síntomas digestivos como hinchazón, dolor abdominal, diarrea o estreñimiento, y deficiencias nutricionales.


Pero más allá del aparato digestivo, el SIBO también puede tener un impacto importante en la salud mental, particularmente en el desarrollo o empeoramiento de la ansiedad. Esto se debe a que el intestino y el cerebro están estrechamente conectados a través del eje intestino-cerebro, una vía bidireccional que comunica el sistema nervioso central con el sistema digestivo.

El eje intestino-cerebro: una conexión clave

El intestino es mucho más que un órgano digestivo: es el hogar de miles de millones de bacterias que conforman la microbiota intestinal. Ante la presencia de un microbioma saludable se producen en el intestino neurotransmisores como la serotonina, el GABA y la dopamina, que regulan el estado de ánimo, la motivación y la respuesta al estrés.

Cuando existe SIBO, el equilibrio de la microbiota se altera y puede aumentar la inflamación sistémica. Esto interfiere en la producción y regulación de neurotransmisores, lo que puede favorecer la aparición de ansiedad, irritabilidad o dificultad para concentrarse.

Cómo la Medicina Funcional aborda el SIBO y la ansiedad

La Medicina Funcional no se limita a tratar los síntomas digestivos o ansiosos de forma aislada. Su objetivo es identificar y corregir la causa raíz del problema, que puede incluir:

  • Alteraciones en la microbiota intestinal.

  • Deficiencias nutricionales (magnesio, zinc, vitaminas del grupo B).

  • Inflamación crónica de bajo grado.

  • Disfunción del nervio vago.

  • Estrés crónico y alteraciones del sueño.


El tratamiento desde la Medicina Funcional puede incluir:

  • Diagnóstico preciso: test espirado para diagnóstico de SIBO, análisis de microbiota, estudios de marcadores inflamatorios y nutricionales.

  • Plan nutricional antiinflamatorio: eliminar temporalmente alimentos que alimenten el sobrecrecimiento bacteriano y favorecer los que promuevan la salud intestinal.

  • Suplementación específica: nutrientes clave y fitoterapia para modular la microbiota.

  • Técnicas para regular el sistema nervioso: meditación, respiración diafragmática, yoga y actividad física adaptada.

Estrategias prácticas para mejorar el eje intestino-cerebro

  • Reducir el estrés diario con prácticas de relajación.

  • Mantener horarios regulares de sueño para favorecer la reparación del sistema nervioso.

  • Consumir alimentos específicos que favorezcan una microbiota equilibrada.

  • Evitar el exceso de azúcares y ultraprocesados, que pueden alterar el equ


Recuperar el equilibrio desde la raíz

El vínculo entre SIBO y ansiedad demuestra que la salud mental y la salud intestinal son inseparables. Con el enfoque de la Medicina Funcional, es posible tratar ambas dimensiones de forma integral, restaurando el equilibrio del eje intestino-cerebro y mejorando tanto el bienestar digestivo como el emocional.

Si convivís con ansiedad y problemas digestivos, un plan personalizado puede marcar la diferencia y devolverte calidad de vida.



 
 
 

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